Arte Sacro
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Cuarenta días. Un costalero de Sevilla.


Son ya casi cuarenta días los que han transcurrido de esta cuaresma. Parecen que son dos cuando la ciudad se empezó a disfrazar. Cuarenta días en los que  nuestros corazones cambian al igual que la mente   se transforma en sentimientos e imaginaciones que con una sola marcha que escuchemos estamos poniendo nuestra imaginación en nuestra hermandad en un lugar del recorrido de la Carrera.

Cuarenta días en el que un paseo por el centro de la ciudad es diferente. El escuchar tres ‘tic, tic, tic..’, en una esquina de una calle, aparecer poco a poco uno tras otro los costaleros y detrás una parihuela, acercarse a un costalero y preguntar de que hermandad son “los Negritos” por ejemplo y rápidamente mi imagen y mis sentimientos   lo visten  a ese amasijo de hierro o de madera de gala y me lo imagino ya el Jueves Santo  en un punto de la ciudad donde ya está transformada.

Cuarenta días donde visito el centro de la ciudad todos lo fines de semana para recordar momentos en el que con una ropa de trabajo diferente a la diaria, voy presumiendo como me enseñó mi Maestro de ser legionario del Porvenir  en el que les explico a mi mujer e hijos cada detalle de Sierpes Palcos etc. y ellos aun siendo niños como su padre,  se  imaginan  lo que es ser costalero en Sevilla.¡Y los llevo a la mudá! Como es tradición  “la del Herodes”  para que vean que hay cosas que nunca cambian por muchos años que pasen.

Cuarenta días ya  tocan final  y el reloj va a tocar su final. Pero hoy ha sido mi mudá  y vuelvo a recordar  que el año pasado como éste, mis hijos también han ido y se han agarrado de la mano de su padre mientras el paso caminaba.

Pero todavía queda una semana más  donde visitaremos a diario los pasos  para ver sus montajes, cómo se transforman hora tras hora y cómo llega al Domingo para ser  Victoria sobre vencido y Paz sobre guerra y volveremos a ser Legionarios del Porvenir  para una guerra distinta. Pero cuando esta noche vuelva a acostarme, mi mente no me dejara dormir pensando en la semana que nos espera distribuyendo los días, los recorridos, las marchas saludando a los amigos uno tras otro. Pero quiero dar las gracias a ti Señor por no dejarme coger el bendito sueño pensando en lo que Te  espera y no puedo poner remedio sobre Tu muerte y Gracias también a mi Capataz Joaquín Rivas por herirme el corazón con sus palabras de niño malo.

Gracias Joaquín por  llenarme el corazón de sentimientos.

Costalero  de Sevilla.










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