¡Que poquito queda! El valor de lo ensoñación. Alberto de Faria Serrano

El otro día comprobaste como el agua fresca de la fuente apenas puede remansarse en una mano. Me inquirías asombrad@ por el azul mediterráneo del cielo. Acompasaste el tempo la sinfonía de naranjos en flor por la Contratación. El vertiginoso alud de sensaciones de esta cuaresma precipita las ansias del gozo y la espera se aquilata en nuestra piel a golpe de oraciones. El leño verde se transmuta en Mayor Dolor bajo la vidriera del recordado Spínola; Los ojos entornados de la Doncella del Valle impregnaron líricamente el pregón mas intimo de la Anunciación. Hubo consuelo gitano para la medianoche de la Calle Huelva mientras las acacias de Calería e Imperial se asomaban a la ventana de la Salud en su Buen Viaje de la Primavera.   Al flamante Rey Herodes se le cautivó y torció aun más el gesto aun ignorante que quedaría tan cegado por sus ojos verdes como todos con la Estrella que se salía de su palio antiguo por impaciencia de un domingo de marzo que parecía de Ramos. El agua es la fuente de la vida y por eso se regenera en nuestros labios. Por eso salimos confortados y saciados de la fila de un besamanos.

Nada es mas seguro que tu sensación y tu sentimiento. Que no te lo cuenten. Vívela por ti mism@ en la ensoñación del prodigio. La ensoñación de tu discurso personal e intransferible. La ensoñación de tu vivencia. Nada es más valioso que  el tesoro de tu memoria. No hay miles de minutos de DVD que adquieran el peso de un solo y propio recuerdo. Cada día atesora un buen puñado de instantes únicos y efímeros para el que no lo presencia, pero perfectamente eternos para que el lo vive desde su corazón.

El tiempo fluye por tus venas como el agua por el manantial. Ni mas aprisa ni mas despacio que cualquiera de las mudás de estos días. Ni su intensidad es más patente que la que nos aguarda los cultos al cabo de la semana. Sueña que no existen distancias ni fronteras; ni incomprensión ni barreras. Que no miren por ti. Ten fe. Vívelo en lo íntimo y en lo sagrado. Sueña con una chicotá distinta donde todos los días la luna brillará dentro de ti. Recuerda que la espera solo se ensueña bajo tu antifaz. Abre los ojos como el grifo de la fuente. ¡Que poquito queda!