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Provincia. Funeral por Marcelo en la Vera-Cruz de Benacazón


Arte Sacro. El próximo lunes, día seis de octubre a las 19,30h se celebrará la Solemne Misa de Hermandad aplicada por el eterno descanso de D. Marcelo Sánchez Montoro, Hermano Mayor Honorario de esta Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, Nuestra Señora de la Sangre y María Santísima de los Dolores.

La hermandad dedica a todos sus hermanos una Misa de Hermandad en su sede de la Capilla de la Santa Vera-Cruz, en las semanas siguientes a su fallecimiento.  En esta ocasión, el solemne acto tendrá la particularidad de ser cantado por la coral de la hermandad a la que perteneció el difunto durante 20 años.

Marcelo Sánchez Montoro fue nombrado Hermano Mayor Honorario en el transcurso de la Solemne Función Principal de Instituto que cada año celebra la hermandad la mañana del Viernes de Dolores, para reconocer la labor de este hermano durante los últimos cuarenta años de su vida.  Algunos de sus méritos fueron la recuperación del sistema de cobro de los sellos de los hermanos, que se había abandonado durante los años setenta; la creación de un nuevo ajuar para la bendita imagen de Nuestra Señora de los Dolores, cuyo arrodillado cuerpo fue sustituido en 1972 por uno de posición erguida y las antiguas sayas resultaban pequeñas.  Así mismo, se hizo cargo en estas fechas de vestir a la imagen, actividad que desarrolló con absoluta entrega hasta que sus fuerzas se lo impidieron, hace pocos años.  Igualmente dedicó gran esfuerzo a restaurar el viejo patrimonio de la hermandad que, como el palio, manto y saya confeccionados en 1912 por Juan Manuel Rodríguez Ojeda, habían dejado de usarse debido a las dimensiones del nuevo paso de costaleros. Conservó con gran esmero y cuidado muchos de los enseres de la imagen bendita del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz que habían dejado de usarse tras la restauración a que fue sometido en 1972.  Cuando, en el año 2007, la imagen fue restaurada de nuevo y se recuperó su antiguo esplendor, Marcelo aportó todos estos complementos que se habían dejado de usar casi cuarenta años antes, como las enagüillas, las potencias, el cíngulo o el velo que orlaba la imagen, complementos iconográficos fundamentales en una imagen de su antigüedad, personalidad y devoción.  Otra de las grandes aportaciones de este cofrade sin par fue la recuperación del cuerpo de nazarenos para la estación penitencial, tradición y norma fundamental de toda cofradía pero que había ido abandonándose y prácticamente estaba extinguida.  Marcelo luchó puerta a puerta hablando con los hermanos, convenciéndoles de la importancia de volver a salir de nazareno en la estación, facilitando las telas –que él mismo medía y cortaba a cada hermano- para confeccionar las nuevas túnicas y, sobre todo,  creyendo, como nadie, en la importancia y la trascendencia de lo que estaba realizando.  Marcelo creó y dirigió el taller de velas rizadas de la hermandad que supuso, no sólo un ahorro para las arcas de esta humilde cofradía, sino unos ingresos que hicieron posible, en  buena medida, la restauración del conjunto juanmanuelino. Marcelo fue prioste cuidadoso y trabajador durante más de treinta años y, cuando fue necesario, pintó preciosos cuadros que fueron rifados para sufragar los cuantiosos gastos de la cofradía y hasta se atrevió, habida cuenta de sus grandes habilidades y su infinita paciencia, a bordar un cíngulo para la imagen de su Virgen de los Dolores y a ampliar los bordados de una saya, además de pintar óleos para la capilla, carteles y otras necesidades de la hermandad. En esta actividad como prioste fue restaurando enseres, recuperando tradiciones, dignificando con sus habilidades y buen gusto los altares, la capilla y los pasos de la hermandad y, en suma,  dotando a la cofradía de todo aquello que hoy conforma el carácter y la fuerte personalidad de esta hermandad y de todos los actos que celebra. Marcelo ocupó el cargo de hermano mayor durante algún tiempo, en sustitución de D. Antonio Morales, QEPD.

Marcelo enseñó a muchas generaciones de cofrades veracruceros a cuidar el patrimonio, las imágenes, la capilla y los actos de esta hermandad, definiendo paso a paso y en silencio, desde una posición siempre discreta, siempre callada, las señas de identidad actuales de nuestra cofradía, su forma de presentarse ante el pueblo, su seriedad y su elegancia.  Por todo ello, la hermandad, encabezada por su hermano mayor D. Manuel Fernández Ramos, en un acto de justicia,  reconoció su trabajo y su actitud de servicio a una institución en la que creyó como un camino firme de seguimiento a Cristo y como la extensión de su propia familia. 

Descanse en Paz

Foto: Francisco Perejón Ortega










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