Provincia. Bajada de la Soledad de Alcalá del Río

Jorge Torres. Faltaban pocos minutos para que sonaran las diez de la noche y cientos de mujeres, muchachas y niñas alcalareñas con hachetas apagadas en las manos se dirigían presurosas por las calles adyacentes hasta la plaza que se abre delante de la Real Capilla de San Gregorio. Era el viernes de la bajada, un viernes muy esperado por los soleanos de Alcalá del Río que llevan a su Virgen hasta la parroquial de Santa María de la Asunción para la celebración del Solemne Septenario que culminará la mañana del Viernes de Dolores con la Función Principal.

A la hora señalada se puso en marcha el cortejo, compuesto por la cruz de guía, un nutrido número de hermanas, bandera concepcionista, estandarte corporativo, presidencia y acólitos que precedían al paso de palio dieciochesco de ocho varales que usó la cofradía el Viernes Santo hasta bien entrado el siglo XIX. De este palio sobresalen los varales, los bordados del palio, el manto, de principios del siglo XIX, y las letras de plata de las bambalinas interiores que componen la frase "STABAT MATER DOLOROSA IUXTA CRUCEM LACRIMOSA", que fueron donadas en 1753 por don Andrés Adame Zambrano, regidor perpetuo de la Villa.

Acompañado por el fervor de sus hermanos y por una banda de música que interpretó entre otras composicones "Macarena" de Cebrián y "Sevilla Cofradiera", el palio de la Virgen de la Soledad fue bajando hasta el templo parroquial donde entró poco después de la medianoche entre el repicar de campanas y la alegría de sus cofrades por estar ya de nuevo en el restaurado templo.

Fotografías: Rafael Morón Delgado, Antonio Rodríguez Navarro y Jorge Torres